La última batalla de Julian Assange: un denunciante lucha contra la extradición en una apelación final
Es hora de vida o muerte para el infame denunciante Julian Assange mientras prepara un último desafío legal para evitar su extradición al otro lado del charco. Después de años de luchar contra el gobierno de Estados Unidos tanto desde la seguridad de la embajada ecuatoriana en Londres como desde los muros de una prisión británica de alta seguridad, el destino de Assange ahora depende de dos jueces durante una audiencia de dos días.
Si no tiene éxito, el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, de 52 años, podría encontrarse en un vuelo de ida a Estados Unidos dentro de un mes para enfrentar la música por su papel en la filtración de miles de documentos clasificados a través de su sitio web hace más de una década. Los estadounidenses quieren que responda a 18 cargos criminales, incluyendo conspiración para cometer intrusión informática, que amenazan con encarcelarlo definitivamente si es declarado culpable.
Los abogados de Julian Assange planean argumentar que enviar a su cliente a Estados Unidos violaría una cláusula clave del tratado de extradición entre el Reino Unido y Estados Unidos que prohíbe la deportación de personas por delitos políticos. Sostienen que la fiscalía tiene motivaciones puramente políticas destinadas a castigar a Assange por avergonzar a Estados Unidos con sus publicaciones. Sin embargo, los representantes del Tío Sam responderán mañana diciendo que puso en peligro la seguridad nacional y debe rendir cuentas ante la ley estadounidense.
El largo camino
Ha sido un viaje salvaje llegar a este punto. Después de ganar notoriedad por primera vez en 2010, Julian Assange se refugió en la embajada de Ecuador en 2012 para evitar acusaciones separadas de agresión sexual en Suecia, que desde entonces han sido retiradas. La policía británica finalmente lo sacó a rastras en abril de 2019 tras la retirada del asilo del país sudamericano. Cumplió 50 semanas de cárcel por violar las condiciones de la libertad bajo fianza antes de que los jueces bloquearan una solicitud de extradición anterior debido a preocupaciones sobre su salud mental y las condiciones carcelarias al otro lado del charco. Pero las autoridades estadounidenses persistieron y lograron revocar esa decisión en apelación.
Ahora, el equipo legal de Julian Assange intentará convencer al Tribunal Superior de que su cliente merece una última oportunidad para evitar la extradición con el argumento de que sentaría un precedente preocupante para la libertad de prensa en todo el mundo. Una decisión contra el controvertido editor significa que se superará el último obstáculo para enviarlo a una prisión de máxima seguridad en Estados Unidos. Dado que se dice que su bienestar físico y mental está disminuyendo después de años encerrado, sus partidarios argumentan que el estrés de la justicia estadounidense podría incluso acabar con su vida. El fallo de los dos jueces de esta semana puede determinar el destino de Assange de una vez por todas.
