La controvertida lista de honores de Boris Johnson refleja su problemático legado en el cargo
La salida de Boris Johnson del número 10 de Downing Street y su posterior anuncio de dejar el parlamento han sido objeto de críticas. Particularmente debido a su polémica lista de honores. Este acto final en su carrera política sirve como un doloroso recordatorio de lo tumultuoso. Y los años dañinos que pasó en el cargo. En lugar de incorporar el concepto de reconocimiento del servicio público, el lista de honores personifica la cultura del favoritismo. Parecidos a obsequios triviales otorgados a amigos como sombreros de playa o rondas de tragos en el pub.
Uno de los ejemplos más evidentes es el ascenso de Priti Patel, quien orgullosamente defendió la política de ambiente hostil Tory y supervisó una disminución en la confianza pública en la policía. Ella recibe una dama, un movimiento que erosiona aún más la credibilidad del sistema de honores.
Asimismo, Jacob Rees-Mogg, un firme defensor del caos y las deficiencias del gobierno de Johnson, es nombrado caballero, lo que sorprende a quienes esperaban responsabilidad en lugar de elogios.
En medio de investigaciones en curso sobre la respuesta inadecuada a la crisis de Covid. Johnson's lista de honores incluye recompensas y promociones para los ayudantes que presuntamente fueron cómplices en el incumplimiento de las normas de seguridad mientras se las imponían al resto de la población. Si se deleitaron en el desafío antes, sus acciones solo se amplificarán ahora.
A Andrea Marie Jenkyns, partidaria del Brexit y diputada conservadora, se le concede el título de dama sin una justificación clara por su servicio público excepcional.
El año pasado, respondió infamemente a los manifestantes afuera del número 10 mostrándoles su dedo medio. Sus lágrimas de apoyo a la renuncia de Johnson ahora se han convertido en lágrimas de alegría por su propio reconocimiento.
Los críticos condenan el gesto de despedida de Johnson como símbolo de corrupción política e incompetencia y lista de honores
Michael Fabricant, otro ferviente seguidor de la doctrina Johnson, es nombrado caballero por sus esfuerzos para proteger a Johnson del escándalo Partygate. Con reminiscencias de Comical Ali, el delirante ministro de información de Saddam Hussein.
La elevación de Fabricant se basa únicamente en su lealtad, un atributo que Johnson valora hasta que ya no sirve para su propósito.
La furia de Johnson durante su discurso de renuncia, desviando la culpa hacia otros, provoca una reflexión sobre su lista de honores.
En los próximos días, la gente analizará las opciones. Y pregúntese si estas personas realmente sirvieron al público o si su lealtad era principalmente para el progreso y los intereses personales de Boris Johnson. Un examen superficial de su tiempo en el cargo revela una clara desalineación entre estos dos objetivos.
La ausencia del padre de Johnson, Stanley, de la lista a pesar de la especulación generalizada y la omisión de Nadine Dorries. Cuyo papel en la administración pública sigue siendo elusivo, proporcione un mínimo de alivio.
Dorries, que alcanzó altos cargos dentro de la administración de Johnson, ahora renunció como diputada, ofreciendo un respiro de su enigmático mandato.
A medida que Johnson y Dorries se retiran al exilio político, sus legados están marcados por una desalentadora y chapucera lista de honores.
Si bien lleva el sello de Johnson, también sirve como testimonio de su mandato, una era marcada por la controversia y una desconexión cada vez mayor entre el servicio público y la ganancia personal.